miércoles, 27 de julio de 2011

Experiencia cercana del tercer "tipo"

El siguiente relato nos lo hicieron llegar por correo electrónico pidiendo que lo publicásemos. Al autor lo identificaremos como “Mr. X”


Primero les contare un poco de mi. Tengo 26 años, vivo actualmente con mi novia. Nuestra relación tiene ya varios años y aunque no hemos hablado de matrimonio ambos sabemos que está latente. Soy heterosexual, pero siempre he tenido curiosidad, hasta impulsos de estar con un hombre. Estas ideas surgieron en mi cabeza desde mi adolescencia (14 o 15 probablemente). A esa edad ya me metía el dedo y fantaseaba que estaba con algún chico de mi edad, me masturbaba y eyaculaba con la idea. Siempre supe que algún día al fin me acostaría con un hombre hasta que Diciembre del año pasado se volvió realidad

Estaba ladillado y quesuo en mi casa y decidí conectarme en un chat gay. Buscando entre la lista de los nombres di con uno que me llamó la atención porque en su nick tenia la zona en la que vivía que casualmente era la misma a la mía. Así que decidí escribirle:

Hola, XX soy hombre, tengo 25 y también vivo en XX. El me respondió
Hola, XX yo tengo 38. ¿Nos conocemos?

En ese momento intercambiamos datos. El era un hombre mayor que yo y con un pene no muy grande, pero igual me excitaba sólo la idea de encontrarme con él. Además parecía simpático e interesado en el sexo, al igual que yo, nada de besos y esas cosas.

Me entusiasme y le pregunte que si estaba bien encontrarnos ese mismo día y si estaba disponible. Me dijo que si y que podríamos encontrarnos en su casa en un par de horas.

Ese fue el momento de la verdad. Mi libido me decía que fuese mientras que mi cabeza me decía que no, porque tenía una novia que me quería mucho además del peligro de que el tipo fuese un pervertido o algo. Pero el libido ganó además me dije a mi mismo que lo peor que pudiese pasar es que llegara al lugar y si no me sentía cómodo me iría. Y así me convencí de ir
Llegue al sitio al rededor de las 6. Toque la puerta y el hombre me abrió la puerta y me invitó a pasar. Me preparó un café y tuvimos una conversación muy corta. Luego de un rato llegamos al tema del sexo y él me dijo ¿estás listo para tener sexo ahorita? Y yo le respondí ¡claro!. En ese momento mi corazón empezó a bombear con fuerza, estaba muy emocionado. El entró al baño y salió 5mn después como dios lo trajo al mundo con una erección. Yo pensé guao este no pierde tiempo y empecé a quitarme la ropa. Nos sentamos en el sofá y él me agarró el pene que aun no estaba erecto. Yo agarre el suyo y nos empezamos a masturbar.

Así que ahí estaba yo con un pene en la mano, de un tamaño más o menos igual al mío (medida normal creo), duró como una piedra y un poco resbaladizo. Seguí bombeándolo mientras yo disfrutaba de la masturbación que él me daba. Mi pene aun no alcanzaba completamente la erección, me imagino que por los nervios. En ese momento él acercó su boca a mi pene y empezó a mamármelo. Les digo algo yo he recibido sexo oral de varias chicas pero este sencillamente fue diferente. ¡Realmente me lo mamo con fuerza! e inmediatamente su lengua alcanzó la zona más sensible y excitante de la cabeza. Mi pene ya estaba completamente erecto. Yo seguía bombeando el suyo, pero quería probar que se sentía y le dije "puedes pararte unos minutos” el se sonrió y se paró justo en frente de mi. Su pene erecto apuntando hacia mi cara. Y me dije a mí mismo. Todos estos años esperando me llevaron a este momento.

Agarre su pene con una mano y empecé a besarle sus bolas, luego a pasarle la lengua por la base y fui subiendo poco a poco hasta alcanzar la punta. Escupí la cabeza del pene para humedecerlo un poco y luego me lo metí todo a la boca. Mi primer pene. Realmente no me supo a nada, pero seguí mamándolo tal como tantas veces las chicas me lo había hecho a mí. Jugué con mi lengua y comencé a cabecear guiado lentamente por su mano en mi cabello.
Seguí por varios minutos y en eso empezó hacer unos ruidos que creí significaban que iba a acabar pronto. Como no quería que eyaculara en mi boca me aparte de su pene y le pregunte si quería cogerme. El me dijo "si no puedo esperar".
El estiró la mano y alcanzó un tubo de lubricante que estaba cerca del sofá yo le pregunte “¿cómo quieres hacerlo?”, el me dijo “no me importa”, yo le dije “entonces lo quiero como los perros. Me coloque en posición encima del sofá.

Debo admitir que la adrenalina me recorría por todo el cuerpo y aunque no tenía miedo si estaba un poco nervioso. Me preguntaba como seria la sensación. Y aunque ya tenía bastantes años practicando no iba a ser igual que un pene me penetrara.
Sentí como sus dedos humedecidos con lubricante eran frotados lentamente alrededor y dentro de mi ano. Una vez que mi culo se relajó comenzó a introducir su pene. Poco a poco iba introduciendo más y más. Al principió me pareció agradable luego me comenzó a incomodar un poco pero igual me encantaba. Comenzó a bombear lento y gradualmente empezó a ir más rápido. Entraba y salía y ambos empezamos hacer sonidos de placer. Continúo por varios minutos hasta que decidimos cambiar de posición. Yo me recosté de espaldas en el sofá y levante mis piernas. El coloco más lubricante en su pene y mi ano y siguió en esa pose. Yo me sentía demasiado relajado y excitado. En esta pose aunque me dolía más lo disfrutaba bastante.
Mi pene rebotaba en mi barriga como si tuviese vida propia, así que decidí masturbarme mientras que el hombre me penetraba una y otra vez. Me concentre en esa sensación y llegué al mejor orgasmo que he alcanzado en mi vida. Eyacule por todos lados. El se encontraba también cerca del orgasmo y le pedí que acabara en mi boca. Una cantidad de semen salió disparado hacia mi boca y trague un poco mientras otro poco se corrió por los lados de mi boca.
Ambos estábamos satisfechos y cansados. Camine al baño y me limpie la cara. Al entrar y empezar a vestirme el me dijo “realmente me encantó, eres un buen polvo” y yo le respondí “tu has sido el mejor polvo que he tenido en mi vida”. Nos despedimos y volví a mi casa. Me di un baño y me masturbe en la ducha pensando en lo que había hecho. Desde entonces no he vuelto a contactar a XX ni a entrar al chat. No sé si por remordimiento o miedo a salir del closet.
Humildemente, 
Mr. X

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