jueves, 7 de octubre de 2010

El Sexo tiene nombre Femenino

            
            
El amor, la fidelidad, el deseo y finalmente el sexo conforman para muchos, quizás, el apelativo común de la mujer como imagen de fidelidad y amor, encarnado en aquella mujer deseada, apetecible de la cual todos los hombres desean poseer en un momento determinado.
            Las facultades femeninas más allá de los ámbitos de la religión judío-cristiana de que debe existir matrimonio para consumar actos carnales (sexo), y así poder acceder al coito con la hembra en cuestión, ha difamado no sólo desde nuestra contemporaneidad, sino desde hace muchísimos siglos, en los que la imagen femenina al no ser poseída bajo los estatutos de la iglesia católica es producto de no más que un objeto sexual, complaciente en donde el hombre posee su cuerpo y la hace objeto de deseo desmesurado. Desde este enfoque podemos definir, desde un primer momento la imagen inmaculada, mancillada por la sociedad actual en la que una mujer no es más que el objeto sexual.
            Cuando hablamos de estos ámbitos es importante recurrir a diversas culturas, diversas maneras del pensamiento humano en donde el tema central  de la vida parte de la sexualidad humana. Todos sabemos que al igual que tomar agua, comer, ir al baño, forma un conjunto de actividades que en la vida diaria no tienen mucha importancia. Sin embargo, al igual que esas actividades el sexo también es una necesidad básica, fundamental en la cual la unión de los cuerpos genera cambios importantes en el metabolismo, liberación hormonal y tensión muscular; visto desde esta perspectiva ¿Porqué gira el Tabú moral en el sexo? Debido a los diversos esquemas a lo largo de la historia, se puede observar incluso que culturas antiguas les era sagrado o incluso desde otras perspectivas una razón natural de la vida humana. El hombre necesita del placer sexual (tanto hombres y mujeres por igual) para satisfacer sus necesidades, en casos extremos la violación.
            Es por ello, que al recurrir históricamente a las culturas antiguas, abarcando un poco más allá desde la imagen de la mujer en el mundo occidental (Mitología Griega), encontramos un sinfín de evidencias que aportan información de como la sexualidad es un estado mental y físico al cual todos estamos sometidos, en el que nadie puede escapar o salir . Para la cultura occidental el deseo tenía nombre y apellido en ámbitos olímpicos e incluso titánicos; en estos términos se manifestaba  el sexo como forma de vida, e incluso la misma creación de la vida y el cosmos era conformada por la unión de un ente masculino y otro femenino. La vida humana pues nace, según la mitología griega, producto del castramiento del Dios Cronos llevado a cabo por su sexto hijo Zeus, al destronarlo de su posición de titán y crear una nueva descendencia olímpica. Una vez que ocurre la guerra y se da lugar la mortalidad humana, la Diosa Gea (Diosa de la Tierra) es fecundada, dando de este modo la vida mortal (vida humana); la tierra se vuelve fértil y crea una nueva raza y una nueva era que ahora pertenece al dominio olímpico regida por el Dios Zeus.
            Si recurrimos nuevamente a los eventos suscitados en los griegos, el Dios Zeus compone la unión con diversas mujeres, entre ellas se produce el nacimiento de la Diosa del amor Afrodita (aunque para nuestros días existen diversas opiniones acerca de su nacimiento, sólo se sostiene en común el que pertenezca a la generación olímpica), desde un primer momento el culto al sexo y el deseo carnal se hacen participe en la sociedad griega. Su imagen y adoración no es más que un rito a la vida, al sexo y la lujuria. La mujer entonces representada en ámbitos femeninos la vida y el poder sexual, dominando de este modo al hombre.
            Visto así, desde la antigua Grecia lo femenino es sexualidad, deseo desmedido en el que el hombre es objeto y cegado bajo el hechizo de Afrodita arremete hacia la mujer, poseyéndola a costa de lo que sea, así eso implique destruir su doncellez. Entonces, si eso significa el dominio femenino ¿Cómo es que la mujer pasó a ser no solo el objeto sino un ente ignorado? Al suceder el tiempo, el culto griego y las diversas manifestaciones del sexo se fueron degradando, hasta llegar al punto de generar una cultura que niega frontalmente la visión occidental, naciendo un hombre de una mujer virgen.
            Las diversas connotaciones que esto pudo generar llevaron a la imagen de la mujer a circunstancias infames, en las que era sometida, denigrada e incluso quemada por supuestos actos de hechizo y brujería al consumar coito sin el propósito divino del matrimonio, heredada de la iglesia católica, en donde lo demoniaco giraba en torno a la sexualidad femenina; de lo que la seducción de una mujer podía generar en la psique del hombre.
            La importancia que gira en torno a esta polémica, lleva a un impacto social la idea del amor y la sexualidad, de modo que ya para la edad media la mujer era sometida, desacreditada por la imposición masculina en la sociedad. Esto no quiere decir que antes no sucedían acciones de este tipo, sí las había más su connotación estaba en otros aspectos de la vida, el objeto de estudio de la manifestación sexual en la sociedad se disgrego hasta nuestros días, complejizando la idea real del amor y el sexo, a su vez la sexualidad femenina dentro de los esquemas morales.
            Es por ello que la conclusión etimológica de la sexualidad aún es tema complejo y de largo hilar que debe ser no sólo discutido, sino, además mejorado para desatender las falsas creencias que giran en torno al sexo y la mujer.
Ser mujer no es un pecado ni mucho menos estar bajo el dominio de una Diosa que desea cegar a un hombre. La vida es pues la unión de dos como bien dije líneas atrás, y por ello debe considerarse como tal. El abusar del criterio sexual no nos será de gran utilidad ya que el respeto es bien merecido y necesario en las relaciones humanas, el respeto a los iguales puede cambiar muchos pensamientos errados y fanáticos, en donde el juego es que el sexo tal tenga más poder sobre el sexo opuesto. Tener sexo con placer, ser correspondido no es más que la respuesta positiva al estimulo que todos deseamos en un momento de nuestras vidas experimentar. El sexo debe ser reciproco y deseado por igual.
            Hombres sean más humanos y sensibles con las mujeres, pues todas ellas merecen ser tratadas con debido respeto y amor. Mujeres la liberación femenina solo tiene un objetivo, ser escuchadas. Sean  sordas a los rumores y demuestren que al igual que los hombres podemos tratarlos a ellos por igual, sin ninguna distinción o diferencia sexual. Si logran este equilibrio el sexo no sólo será placentero, sino también el amor. El sexo, es pues, ámbito femenino porque de nosotras nace la vida y de nosotras muere el hombre en el amor.

Hera

3 comentarios:

  1. ¡¡Felicitaciones Hera!! Bienvenida al mundo del blogueo en nuestra pequeña gran comunidad, excelente artículo. Nos encanta tu estilo desinhibido y diferente. Gracias por atreverte a plasmar tus ideas con nosotros y esperamos leerte en un futuro no muy lejano ;)
    Saludos,

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  2. QUÉ BELLA CONCLUSIÓN!!! ANUNQUE NO QUIERO QUE POR MI MUERAN DE AMOR, SÓLO QUE SE DESMAYEN Y SUFRAN UN POQUITO.

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  3. La pervivencia de dos mundos mágicos en la condición humana: “sensorial y racional” -uno exquisito y el otro ideal, ambos irreconciliables moteándose constantemente en la concomitancia de su recorrido-, han concebido grandes enigmas, donde la imposibilidad de definirlos como una unidad, genera el no dominio de la naturaleza del hombre, y por ende sus acciones individuales en el complejo acoplamiento del devenir histórico, minado de sucesos abstractos que llenan de desconsuelo la existencia.
    No obstante, desde el estadio más primitivo, se identifica la historia como un encadenamiento de complicadas y cambiantes exigencias culturales nacidas de una intrincada naturaleza. Más aun si seres viles son sus forjadores. Una antigua maldición china reza: “Que vivas en tiempos interesantes” para aludir a momentos terribles. Por lo tanto, el hombre no es ajeno a su época.
    Un tópico de grandes resonancias es la sexualidad y la mujer en la historia. Como los métodos primitivos de supervivencia estaban basados en la fuerza física, se vislumbra una atenuación femenina en los tiempos remotos. Pero con qué perfección ha sido pintado el bello sexo en las cálidas páginas de la historiografía (Dulcinea del Toboso como musa del Quijote, Helena en la epopeya de la Ilíada, Beatriz aguardando en el paraíso por Dante Alighieri, Penélope en luengos años tras la llegada de Odiseo etc.). A su vez, la sexualidad es el único medio de mantener la existencia, y este elemento es tomado por los grandes cuervos que degradan los verdaderos ideales, para instaurar su poder y doctrinas en las fluctuaciones sociales, tornándose estas doctrinas como principio rector de las acciones humanas. La sexualidad produce felicidad pero también salvajismo si no se edulcora con efluvios divinos. La negación del acto sexual causa en el ser humano un furor constante, para que el embotellamiento de ese instinto primario y fundamental produzca una delicuescencia intelectual, disminuyendo el radio de acción de las conciencias y alienar a la sociedad de la realidad, recrudeciendo el poder por el poder.
    Me disculpan la extensión para ser un comentario, y aun así es poco, debido a la resonancia del tema que contiene este artículo interesante. Gracias por compartirlo.
    Tu humilde amigo.

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